A veintiocho meses estoy de vuelta, hoy en día me queda más claro que escribir es el mejor punto de fuga, es gracioso volver a leer lo que escribí veintiocho meses atras con faltas de otrografía a más no poder, aquellas letras y errores de dedo que me recordaban los estados de ánimo en los que me encontraba y a veintiocho meses después es una constante con algunos detalles que han mejorado, han empeorado y otros que sencillamente he deshechado.
No soy la gran escritora, solo una mortal estudiante de Psicología Educativa, pero como ya mencioné: escribir es el mejor punto de fuga que he encontrado en mi vida, además de las drogas comunes a la que la nosotros nos encontramos inmersos, unos cuantos para buscar un breve olvido de nuestras realidades y otros más para acentuar las sensaciones de vida.
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